psicoeducación Archivos - Rehabilitación del Trastorno Bipolar
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psicoeducación

Psicoeducación

Psicoeducación

El tratamiento de la enfermedad bipolar ha sido durante décadas únicamente farmacológico, sin embargo, en las dos últimas décadas se han ido haciendo descubrimientos acumulativos por parte de los psicólogos, psiquiatras y expertos en otras áreas que han ido mostrando que el trastorno bipolar es muy sensible a determinados tratamientos psicológicos, uno de los cuales es denominado psicoeducación. De forma que se puede obtener una mayor estabilidad y duración en los periodos entre descompensación y descompensación.

Ambitos de la psicoeducación

¿Qué es la psicoeducación? Se trata de un proceso psicoterapéutico, que incluye la transmisión de información relacionada con la enfermedad y sus cuidados correspondientes a la persona que padece un trastorno bipolar, que tiene un carácter eminentemente práctico, así como también incluye los aspectos cognitivos y emocionales de la persona afectada de trastorno bipolar, es decir que se trata de generar una dinámica en la que se facilita  información para mejorar el autocuidado del trastorno bipolar. La psicoeducación se enfoca básicamente a los siguientes ámbitos:

  • Trabajar la conciencia de enfermedad de la persona afectada
  • Explicar la importancia fundamental del tratamiento farmacológico para mantener la estabilidad.
  • Evitar el consumo de substancias que puedan afectar a la enfermedad, como por ejemplo el alcohol.
  • Enseñar la detección precoz de nuevos episodios, tanto hipomaniacos, o maniacos como depresivos.
  • Enseñar técnicas para el control de estrés.

La conciencia de la enfermedad es un aspecto complejo, desde el punto de vista psicológico, y de gran importancia para poder alcanzar una mejoría auténtica del trastorno bipolar.

El tratamiento farmacológico resulta imprescindible para el mantenimiento de la estabilidad. No obstante, una de las dificultades esenciales es alcanzar el mínimo tratamiento farmacológico necesario para mantener la estabilidad y evitar la presencia de efectos secundarios que dificulten la normalidad habitual.

En los últimos años ha quedado patente la necesidad de evitar el consumo de substancias psicoactivas; desde el alcohol por sus múltiples interacciones con los psicofármacos hasta el cannabis en cualquiera de sus modalidades.

Otro objetivo de la psicoeducación es conseguir conocer y detectar las señales iniciales de las descompensaciones que podrá evitar en determinados casos el ingreso hospitalario o acortar los periodos de mayor dosificación de los fármacos prescritos.

Finalmente señalar que la psicoeducación incluye el aprendizaje de técnicas para disminuir el estrés.

En conclusión, podemos decir que cada vez es más evidente que la psicoeducación en el trastorno bipolar mejora la evolución de la enfermedad y los pacientes confirman mayoritariamente los beneficios tanto objetivos como subjetivos.

A continuación hay un enlace de una conferencia dada en la Asociación Bipolar de Cataluña sobre la psicoeducación, donde interviene un psiquiatra y luego una psicóloga que realiz psicoeducación: conferencia sobre la psicoeducación

 

 

 

 

 

 

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Vida cotidiana y bipolaridad

En las dos notas anteriores de los meses de diciembre y enero comenté la normalidad y el trabajo en relación al trastorno bipolar; con la idea de profundizar un  poquito más, ahora hablaré sobre vida cotidiana y bipolaridad.

¿Qué hacer en la vida cotidiana y bipolaridad?

Partiendo de la situación de eutimia, probablemente sea en la forma que uno  vive la vida cotidiana, una manera sencilla de aproximarse al grado de bienestar que siente:

  • ¿Cómo te sientes al despertar cada mañana?
  • ¿Qué nivel de energía notas al levantarte de la cama?
  • ¿Qué efecto te produce volver a ver la luz del sol por la mañana?
  • ¿Qué placer sientes en el desayuno, con cada alimento que tomas?
  • ¿Qué actividades tienes previstas para este día?

Estas sencillas preguntas referidas al inicio de cada jornada (también se puede hacer al final del día en relación a cómo se ha desarrollado la jornada, aunque pienso que son más eficaces al principio del día), son un ejercicio de auto-consciencia, que resulta del todo conveniente para conocer cómo estamos y hasta dónde podemos llegar esa jornada.

Quien padece un trastorno bipolar no dispone de un dispositivo que le permita medirse por  la mañana «cómo está» (como hacen las personas que padecen una diabetes, que disponen  de un medidor de glucosa en sangre que le permitirá decidir que come o que ejercicio hace ese día). Por eso precisamente es importante cultivar una actitud de auto-consciencia de forma continuada, que le permita tener una mayor adecuación entre lo que quiere hacer y lo que puede hacer en el momento actual estando bien o compensado.

Seria ilusorio creer que mediante la auto-consciencia se puede controlar la enfermedad; de la misma forma que la persona que padece una diabetes puede descompensarse a pesar de hacer una dieta correcta, el ejercicio oportuno y tomar la medicación correspondiente. No obstante, es adecuado en los estados de eutimia, practicar una actitud observadora con uno mismo para conseguir prolongar la eutimia y descubrir las pequeñas oscilaciones del estado de ánimo que se van  produciendo cotidianamente. Y todo ello desde la amabilidad con uno mismo, pues padecer una enfermedad crónica es un maratón vital y por tanto conviene llevar un ritmo de cuidado aceptable sin esforzar-se excesivamente, con el objetivo que la vida cotidiana y bipolaridad fluyan en el día a día.

En el siguiente enlace la psicoterapeuta Angels Sabater da 23 consejos que son útiles para cualquier persona: consejos para el bienestar emocional

Finalmente si queréis hacer algún comentario sobre esta nota os indico nuestra dirección de correo electrónico psicologiapalmademallorca@gmail.com

Estaremos encantados de recibir vuestros comentarios.

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Vida normal y bipolaridad

Una pregunta muy frecuente que se formula cualquier persona afectada por una enfermedad  es: «Cuándo podré llevar una vida normal». En el caso del trastorno bipolar pueden vivirse periodos prolongados de descompensación que incapacitan a la persona afectada, tanto en su cotidianidad como en su trabajo,  así como intervalos posteriores de recuperación en ocasiones muy prolongados. Lo cual provoca angustia y expectativas muy pobres en relación al futuro próximo.

¿Qué es una vida normal?

Si adoptamos una posición pragmática, podemos decir que una persona enferma vuelve a la normalidad cuando puede volver a realizar el conjunto de actividades que desempeñaba anteriormente a ponerse enferma.

¿De qué estamos hablando?

Varios son los ámbitos de la vida cotidiana que tienen que recuperarse para hablar de vida normal. Por un lado del grado de autonomía  de la persona, es decir es capaz  de realizar las actividades que llevaba a cabo, como la higiene personal, cuidar su espacio propio- limpieza de la casa, compras, etc.-  en la medida como lo hacía cuando estaba bien. Por otro lado la capacidad de recuperar las relaciones sociales, con amigos y conocidos también en la medida como lo hacía anteriormente. Así mismo son importantes la capacidad de recuperar las actividades de ocio, de las que venia disfrutando la persona. Y finalmente la vuelta al conjunto de actividades  del ámbito laboral, en el caso de que la persona afectada, pudiera desarrollarla. Es importante señalar la conveniencia de graduar las actividades de forma que cuando la persona se reincorpore a su trabajo, los otros ámbitos mencionados se hayan normalizado completamente, de forma que la persona se pueda incorporar con energías al reto de las distintas tareas que componen su trabajo.

Hasta la actualidad, según el ordenamiento jurídico laboral, las altas médicas son completas, es decir se entiende que la persona puede rendir al 100% tras recibir el alta, lo que en el caso de las personas que padecen un trastorno bipolar es complejo y difícil de determinar.

Finalmente indico un enlace a un video del Dr.Tomas Velilla sobre la vida sana en las personas afectadas por un trastorno mental vida sana cuando se padece un trastono mental.

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Trastorno bipolar e introspección

¿Tiene sentido hablar de la práctica de la introspección en el caso de padecer un trastorno bipolar?

Desde finales del siglo XIX (Alfred Binet) se ha hablado, en el campo de la psicología, de la introspección como una mirada hacia el interior de la propia mente. Dicho de otra forma como una vía de auto-conocimiento. Cuyos resultados se han valorado de forma muy diferente según la perspectiva que se ha adoptado a lo largo de las décadas.

Sabemos que  el trastorno bipolar se caracteriza por una alteración de los procesos de regulación de las emociones, lo que conduce a estados de turbulencia afectiva que permanecen más allá de las descompensaciones clínicas (episodios de depresión o manía), es decir que en el estado de equilibrio o eutimia (véase la nota de 20 de diciembre de 2016 titulada «trastorno bipolar y eutimia») se pueden observar, a menudo, esas turbulencias emocionales, si bien en menores intensidades, las cuales dificultan el quehacer cotidiano y sobretodo hacen sufrir a la persona que lo padece.

Si además tenemos en cuenta que las emociones, desde un punto de vista evolutivo, desempeñan un  papel transcendental en la supervivencia – de orientación en el propio pensamiento, en la propia conducta y en la toma de decisiones- (Antonio Damasio véase el libro El error de Descartes ). se observa que las consecuencias que puede tener un proceso de alteración de la regulación de las emociones son de gran envergadura, llegando en algunos casos muy extremos a comprometer la propia supervivencia del afectado.

Volviendo a la introspección podemos distinguir varios ámbitos: el del pensamiento, el emocional y el de la conducta, en el que se incluye aquello que decimos. En principio reflexionar sobre las cosas que se han hecho a lo largo de los  días incluyendo aquellas cosas que se han dicho aporta auto-conocimiento, por ello un método sencillo y sistemático es llevar un diario personal de la propia conducta y releerlo periódicamente. En este caso hablaríamos de introspección conductual.

Sin embargo al incluir el ámbito emocional y cognitivo en la introspección es frecuente observar múltiples confusiones cuando se padece un trastorno bipolar, aún a pesar de estar en fase de eutimia o compensado, que aconsejan  una supervisión psicoterapéutica del proceso de introspección global, para poder realizarlo con distancia, relativa serenidad y mayor realismo.

Quien quiera adentrarse en el territorio de la introspección global ejercida con inteligencia y sensibilidad, le recomiendo el libro “Los diarios completos” de Sylvia Plath de editorial Alba publicados el año pasado. Sylvia Plath fue una poetisa norteamericana nacida en 1932 y fallecida en 1963; posteriormente recibió el premio Pulitzer a título póstumo. Sylvia Plath padeció numerosos episodios depresivos e intentos de suicidio; actualmente se considera que padecía un trastorno bipolar; en la época que vivió no había todavía un tratamiento médico efectivo.

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Trastorno bipolar y energía

Trastorno bipolar y energía

En la última nota de diciembre pasado hablamos sobre el estado de eutimia. Relacionado con éste existe un aspecto en el curso del trastorno bipolar que hay que tener en cuenta que es el nivel de energía, en sentido coloquial diríamos que es el grado de activación que tiene nuestro organismo a lo largo del día.

La experiencia del trastorno bipolar lleva a vivir niveles extremos de sentimientos, como por ejemplo una gran tristeza o una euforia muy exagerada, entre otros. Por tanto la persona que padece el trastorno bipolar puede llegar, en ocasiones, a conocer un gran repertorio emocional, que conviene elaborar psicológicamente hablando. Ese nivel emocional está relacionado con el nivel energético, el cual no obstante es distinto y por tanto conveniente diferenciar, porque permitirá saber mejor cómo estás.

En psiquiatría actualmente se tiene en cuenta el nivel de energía de la persona, como un aspecto más a tener en cuenta para el diagnóstico de las hipomanías o de las manías (Los trastornos bipolares en Las Nuevas Clasificaciones: DSM-5 y CIE-11. Revista de Psiquiatría y Salud Mental, volumen 7, número 4, páginas 179-185 Consuelo de Dios, José Manuel Goikolea, Francesc Colom, Carmen Moreno, Eduard Vieta)  trastorno bipolar y energía

Lo que quiero subrayar en esta nota es que existen dos niveles diferenciados en cualquier persona sana o no, uno es el emocional y otro es el nivel energético, que naturalmente están estrechamente relacionados, pero que son distintos. Veamos un ejemplo: Una persona sana puede sentir una profunda tristeza y a la vez tener un nivel de energía medio o incluso alto que le lleva a realizar bastantes actividades cotidianas. En la persona que padece un trastorno bipolar, en estado de eutimia, puede ocurrir lo mismo, aunque probablemente con más oscilaciones. Otro ejemplo una persona sana puede sentirse medianamente bien y simultáneamente tener un nivel de energía bajo que le conduce a realizar pocas actividades cotidianas. De forma parecida la persona que padezca un trastorno bipolar, en estado de eutimia, le puede ocurrir lo mismo de forma similar.

¿Qué aplicación práctica tiene esta diferenciación en el trastorno bipolar y energía? Pues la persona que padezca un trastorno bipolar y se encuentre eutímica conviene que se haga dos preguntas “¿Cómo me siento hoy? ¿Qué nivel de energía tengo hoy?

Para decirlo metafóricamente: Los sentimientos nos dan el color a la vida de cada uno y el nivel de energía nos da la intensidad de la luz.

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Trastorno bipolar y Eutimia

Muchas personas afectadas por el trastorno bipolar consideran que la eutimia es el periodo de tiempo que transcurre entre dos descompensaciones afectivas consecutivas. Y como definición aproximada es correcta. Sin embargo sólo es aproximada y no define completamente las situaciones vividas si las examinamos  con más detalle.

En primer lugar hay que considerar que después de una descompensación se produce un intervalo de tiempo de duración variable en que la persona afectada por trastorno bipolar permanece convaleciente; es decir que la persona se encuentra en periodo de recuperación de un episodio depresivo o hipomaniaco o maniaco, en el cual se siente mucho mejor pero todavía persisten algunos síntomas residuales del episodio que ha padecido. Este periodo de convalecencia puede durar varios meses, si bien ese intervalo puede ser mayor o menor. Por tanto después de cada episodio de descompensación se transita por un periodo de convalecencia de duración muy variable, en función de muchos factores. Y es tras ese periodo de convalecencia  se puede alcanzar la eutimia.

Una referencia subjetiva de la eutimia es la del estado emocional previo en la que te encontrabas antes del inicio del último episodio. Por ejemplo si has padecido un episodio maniaco, el cual ha significado un ingreso hospitalario y te encuentras mucho mejor (más lúcido) haciendo un tratamiento farmacológico en tu domicilio, que sería equivalente a la convalecencia y el psiquiatra te comunica que puedes volver a tu vida habitual antes de  esta descompensación, te reincorporas y te resulta igual de fácil realizar tus actividades habituales, eso podría significar que has  alcanzado la eutimia.

¿Alcanzar la eutimia es alcanzar la normalidad absoluta?

Empleando el símil de la persona diabética que se ha recuperado de una elevación muy alta de la glucemia que ha requerido estar ingresada en el hospital y que actualmente tras pasar un periodo de recuperación en su casa se reincorpora a su trabajo habitual. Podemos decir que se ha normalizado; no obstante ante cualquier trasgresión dietética importante su glucemia puede elevarse mucho y traerle problemas metabólicos. Es decir el diabético es hipersensible a las cantidades de comida que ingiera por las grandes variaciones de la glucemia que padecerá, muy superiores a las que tendria si su páncreas funcionará bien.

En las personas que padecen un trastorno bipolar y se recuperan completamente de su último episodio de descompensación afectiva, alcanzando posteriormente la eutimia, ocurre lo mismo. Es decir van a permanecer hipersensibles a las diferentes situaciones emocionales que vivan, de forma que existe una mayor reactividad de la persona para cambiar de estado emocional en la vida cotidiana.

Con esta nota pretendo llamar la atención sobre los limites borrosos que tiene el estado de eutimia, que por un lado se puede mezclar con el periodo de convalecencia de un episodio y por otro vemos que aún estando eutímicos se presenta una hipersensibilidad emocional sostenida, con la que hay que aprender a identificar y convivir.

Detrás del anhelo a estar eutímico, existe el deseo de ser normal y sobre todo el deseo de ser feliz. He aquí un bello ejemplo en este breve video que está colgado en la web de la Asociación de pacientes siguiente:

Asociación de Bipolares de Andalucia Oriental

 

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