Una de las grandes dificultades a las que se enfrenta una persona que padece un trastorno bipolar y se encuentra clínicamente compensada (eutímica) es la variación en el estado animico sin una relación clara con el exterior que la rodea, para decirlo de otra forma los cambios de humor inexplicables.
¿Qué son los cambios de humor?
Todas las personas disponen de un sistema de percepción emocional y sentimental que permite orientarse en la propia conducta. Es decir, tenemos un conjunto de señales internas (emociones y sentimientos) que nos indican nuestro estado afectivo. A su vez nuestra conducta repercute en ese sistema de emociones y sentimientos; así como también influyen los pensamientos.
Para decirlo metafóricamente, cada una de las emociones y sentimientos que notamos constituyen distintas posiciones en una «brújula existencial» que nos permite orientarnos en la vida. Esta brújula es extraordinariamente dinámica y permanentemente recibimos señales de como estamos (serenos, iracundos, miedosos, asqueados, tristes, etc.) Piensa, por un momento, en la sucesión de emociones y sentimientos que te han acompañado a lo largo del presente día.
En el trastorno bipolar esta brújula esta averiada en mayor o menor grado, de forma que se produce la emergencia de emociones y sentimientos por la propia dificultad de indicar una emoción determinada en relación con una situación específica. Dicho de otra forma,incluso en los casos de personas que padecen un trastorno bipolar y se encuentran clínicamente compensadas, se producen «vibraciones» en el sistema de señalamiento emocional y sentimental de forma que se encuentra con señales (sentimientos) de distinto tipo.
Cualquier persona puede sufrir esas oscilaciones inexplicables, no obstante la persona afectada de trastorno bipolar puede llegar a una situación de mayor confusión de su propio flujo de emociones y sentimientos, con la gran dificultad que implica de relación consigo mismo y con los demás.
¿Qué hacer con los cambios de humor inexplicables?
En primer lugar es necesario aceptar plenamente que estoy cambiando de estado de ánimo, de forma interna y sin que se haya producido un cambio en el entorno nuestro. Esto es fácil de decir y difícil de llevar a cabo. Quiere decir que la persona ha aceptado plenamente que tiene un trastorno y a partir de aquí además aceptar la borrosidad emocional y sentimental o dificultad de identificar los elementos afectivos propios.
En segundo lugar cobrar perspectiva de las emociones y sentimientos que siente. De forma que «yo no soy únicamente el miedo que siento», todos tenemos un panorama emocional, es decir otras emociones o sentimientos que acompañan a ese miedo, y que nos pueden ayudar a contextualizar ese miedo, al mismo tiempo que hay que distanciarse- verlos con mayor distancia- de esas emociones o sentimientos, sobre todo los que sean negativos.
Se trata de aprender a navegar en la vida utilizando señales de otra naturaleza, como son las señales corporales (véase la nota «Bienestar corporal» de julio de 2017).
P.D. Esta nota constituye únicamente unas pinceladas de un tema complejo, que será abordado en el futuro.
Recomiendo ver la pelicula «Como agua para chocolate» del director Alfonso Arau cuyo guión esta basado en la novela de Laura Esquivel del año 1992. La película es una delicia y muestra un abanico de emociones y sentimientos extraordinariamente amplio. trailer de la película