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Trastorno bipolar e introspección

¿Tiene sentido hablar de la práctica de la introspección en el caso de padecer un trastorno bipolar?

Desde finales del siglo XIX (Alfred Binet) se ha hablado, en el campo de la psicología, de la introspección como una mirada hacia el interior de la propia mente. Dicho de otra forma como una vía de auto-conocimiento. Cuyos resultados se han valorado de forma muy diferente según la perspectiva que se ha adoptado a lo largo de las décadas.

Sabemos que  el trastorno bipolar se caracteriza por una alteración de los procesos de regulación de las emociones, lo que conduce a estados de turbulencia afectiva que permanecen más allá de las descompensaciones clínicas (episodios de depresión o manía), es decir que en el estado de equilibrio o eutimia (véase la nota de 20 de diciembre de 2016 titulada «trastorno bipolar y eutimia») se pueden observar, a menudo, esas turbulencias emocionales, si bien en menores intensidades, las cuales dificultan el quehacer cotidiano y sobretodo hacen sufrir a la persona que lo padece.

Si además tenemos en cuenta que las emociones, desde un punto de vista evolutivo, desempeñan un  papel transcendental en la supervivencia – de orientación en el propio pensamiento, en la propia conducta y en la toma de decisiones- (Antonio Damasio véase el libro El error de Descartes ). se observa que las consecuencias que puede tener un proceso de alteración de la regulación de las emociones son de gran envergadura, llegando en algunos casos muy extremos a comprometer la propia supervivencia del afectado.

Volviendo a la introspección podemos distinguir varios ámbitos: el del pensamiento, el emocional y el de la conducta, en el que se incluye aquello que decimos. En principio reflexionar sobre las cosas que se han hecho a lo largo de los  días incluyendo aquellas cosas que se han dicho aporta auto-conocimiento, por ello un método sencillo y sistemático es llevar un diario personal de la propia conducta y releerlo periódicamente. En este caso hablaríamos de introspección conductual.

Sin embargo al incluir el ámbito emocional y cognitivo en la introspección es frecuente observar múltiples confusiones cuando se padece un trastorno bipolar, aún a pesar de estar en fase de eutimia o compensado, que aconsejan  una supervisión psicoterapéutica del proceso de introspección global, para poder realizarlo con distancia, relativa serenidad y mayor realismo.

Quien quiera adentrarse en el territorio de la introspección global ejercida con inteligencia y sensibilidad, le recomiendo el libro “Los diarios completos” de Sylvia Plath de editorial Alba publicados el año pasado. Sylvia Plath fue una poetisa norteamericana nacida en 1932 y fallecida en 1963; posteriormente recibió el premio Pulitzer a título póstumo. Sylvia Plath padeció numerosos episodios depresivos e intentos de suicidio; actualmente se considera que padecía un trastorno bipolar; en la época que vivió no había todavía un tratamiento médico efectivo.